La palabra aromaterapia proviene del griego, de las palabras “aroma” que significa fragancia u olor agradable y “therapeia” que significa curación.

Desde tiempos inmemoriales, los aceites esenciales de diferentes plantas han formado parte de las terapias más usadas. Chinos, egipcios, hindúes, griegos y romanos, utilizaron los aceites esenciales en la cosmética, en perfumes y en la medicina.

Hipócrates (considerado padre de la medicina actual) utilizaba sahumerios fragantes para desembarazar a Atenas de la peste y los soldados romanos se bañaban en aceite aromático y se masajeaban regularmente con la creencia que ello les mantenía fuertes

Los aceites esenciales de las plantas son el principio activo y medicinal de la planta, el alma, la esencia misma de cada planta y su aroma.

Cada síntoma es tratado en el contexto de una persona como una totalidad (cuerpo-mente-espíritu). Tratar las emociones que muchas veces son las causantes de afecciones.

Todo el mundo posee un mecanismo de curación interna que fluye como una fuerza energética alrededor del cuerpo, mente y espíritu para mantenerlos en perfecto orden.  Y la forma en que vivimos nos lleva a bloquear esta fuerza.

Además de trabajar a través del olfato la aromaterapia se emplea aplicándose directamente sobre la piel, en diferentes zonas del cuerpo actuando a nivel estructural físico, mental, emocional y de reequilibrio energético, mejorando nuestra sensación de bienestar interno.

Depende de la persona y sus circunstancias se recomendará hacerlo semanal, mensual trimestral o anual.